martes, 6 de marzo de 2012

San Francisco escribió a los fieles:


«Todos los que aman al Señor con todo el corazón, con toda el alma y con toda la mente, con todas las fuerzas, y aman a sus prójimos como a sí mismos, y odian a sus cuerpos con sus vicios y pecados, y reciben el cuerpo y la sangre de nuestro Señor Jesucristo, y hacen frutos dignos de penitencia: ¡Oh cuán bienaventurados y benditos son ellos y ellas, mientras hacen tales cosas y en tales cosas perseveran!, porque descansará sobre ellos el espíritu del Señor y hará en ellos habitación y morada» (1CtaF 1-6).

martes, 31 de enero de 2012

San Francisco escribió a santa Clara y a sus hermanas: --Yo, el hermano Francisco, pequeñuelo, quiero seguir la vida y la pobreza del altísimo Señor nuestro Jesucristo y de su santísima Madre, y perseverar en ella hasta el fin; y os ruego, mis señoras, y os aconsejo que siempre viváis en esta santísima vida y pobreza (UltVol 1-2).




miércoles, 4 de enero de 2012

Oh San Francisco,
que recibiste los estigmas en La Verna,
el mundo tiene nostalgia de ti
como icono de Jesús crucificado.

Tiene necesidad de tu corazón
abierto a Dios y al hombre,
de tus pies descalzos y heridos,
y de tus manos traspasadas e implorantes.

Tiene nostalgia de tu voz débil,
pero fuerte por el poder del Evangelio.

Ayuda, Francisco, a los hombres de hoy
a reconocer el mal del pecado
y a buscar su purificación en la penitencia.

Ayúdalos a liberarse también
de las estructuras de pecado,
que oprimen a la sociedad actual.

Reaviva en la conciencia de los gobernantes
la urgencia de la paz
en las naciones y entre los pueblos.

Infunde en los jóvenes tu lozanía de vida,
capaz de contrastar las insidias
de las múltiples culturas de muerte.

A los ofendidos por cualquier tipo de maldad
concédeles, Francisco,
tu alegría de saber perdonar.

A todos los crucificados por el sufrimiento,
el hambre y la guerra,
ábreles de nuevo las puertas de la esperanza.

Amén.

(Papa Juan Pablo II)



martes, 20 de diciembre de 2011



San Francisco de Asís, fundador de la orden franciscana, fue el iniciador de los nacimientos entre 1200 y 1226. Según indica la tradición, el santo recorría la campiña cercana a la pequeña población de Rieti en el invierno de 1223. La Navidad de ese año lo sorpendió en la ermita de Greccio y fue allí donde tuvo la inspiración de reproducir en vivo el misterio del nacimiento de Jesús. Construyó una casita de paja a modo de portal, puso un pesebre en su interior, trajo un buey y un asno de los vecinos del lugar e invitó a un pequeño grupo de gente a reproducir la escena de la adoración de los pastores. La tradición indica, que de manera milagrosa, en la escena aparecieron ángeles y se personificó el niño Jesús, la Santísima Virgen y San José.

La idea de reproducir el nacimiento se popularizó rápidamente en todo el mundo cristiano; y de los seres vivos, se pasó a la utilización de figuras pues los primeros misioneros en llegar a América fueron franciscanos y por supuesto siguieron la tradición de San Francisco de Asís.



sábado, 3 de diciembre de 2011

"Amonesto y exhorto a mis hermanos a que, en la predicación que hacen, su lenguaje sea ponderado y sincero, para provecho y edificación del pueblo, anunciándole los vicios y las virtudes, la pena y la gloria con brevedad de sermón; porque palabra abreviada hizo el Señor sobre la tierra" (2 R 9,3-4).


sábado, 26 de noviembre de 2011

La vida de san Francisco demuestra que la alabanza puede adueñarse verdaderamente de un hombre y liberar en él una nueva creatividad. En lugar de preocuparse por el mal y encogerse, el hombre se entrega al Unico que ha triunfado, que no es más que Bien y que lo es infinitamente. Entonces todo se ensancha y los gestos inéditos y liberadores se hacen posibles. Comunión y reconciliación ya no son una tarea sobrehumana sino que ambas se celebran en su misma Fuente. Y ahí, en esa Fuente, adquieren una mirada nueva, una frescura nueva...

Además, la pobreza de san Francisco, esa pobreza que era su lenguaje para establecer una comunión, no se comprende bien más que en relación con la alabanza. Es desde luego asombroso que su pobreza no tuviera nunca nada de estrecha o legalista. Nunca le llevó a excluir a otros hombres, ni siquiera a juzgarlos. Por muy extrema que fuera, su pobreza siempre estaba llena de Aquel de quien celebraba su inagotable bondad. Por muy rigurosa que pudiera parecer, en realidad estaba completamente llena de dulzura por lo que Dios era para El.

Frère François- Taize (Paz y Bien.org)


viernes, 18 de noviembre de 2011


De la carta de San Francisco a todos los fieles: «Los que han recibido la potestad de juzgar a los otros, ejerzan el juicio con misericordia, como ellos mismos quieren obtener del Señor misericordia. Pues habrá un juicio sin misericordia para aquellos que no hayan hecho misericordia. Así pues, tengamos caridad y humildad»

(2CtaF 28-30)